jueves, 7 de enero de 2010

Corresponsales explotados

Por Pedro Benítez Aldana (*)
¿Quién o quiénes son los explotados?,se preguntarán. No son periodistas de renombre, ni columnistas a quienes se les considera “estrellas” o que están en las redacciones de los más grandes dia- rios del país, conductores de programas radiales y/o televisivos. Son correspon- sales de los medios comunicación en el interior del país, de alcance nacional, con fuerte influencia en la formación de opiniones de la ciudadanía.
Estos compañeros, a riesgo de sus vidas en muchas coberturas, son pési- mamente contraprestados por las empresas que, supuestamente, les tienen contratados. En la realidad estos medios les hacen realizar actividades en un ambiente de miseria, sin respetar, mínimamente, sus derechos de trabajador. Conste que el producto periodístico es, se puede considerar, de primer nivel, por la trascendencia que suele tener en el ámbito, político, económico, social, etc. Del país. Muchas coberturas son tapa de diarios, principales titulares de los noticieros televisivos y radioemisoras.

Los corresponsales de varias empresas periodísticas -con algunas excepciones, porque no decirlos, contado con un dedo de la mano, sí cumplen con sus trabajadores- viven en la precariedad económica más reprochable. Las empresas dan la imagen de ser supuestas defensoras de los derechos de la ciudadanía o que supuestamente son el contrapoder, pero cuando se mira en su patio ni el más mínimo de esos derechos garantizados, constitucionalmente, son respetados para los de su casa. 
Estos corresponsales, que sepa la ciudadanía y muchos compañeros de nuestro gremio, no ganan el salario mínimo, no tienen seguro social y mucho menos seguro de vida, que en tal caso sería un lujo.
Pero la cuestión no se queda allí. La situación empeora más aún cuando se menciona la recompensa económica por su trabajo. Reciben pagos por publicaciones o por material, que van desde 20, 30 hasta 50 mil guaraníes, si tienen suerte. Por ejemplo, si un diario publica su material con foto le paga 50 mil guaraníes. Si es mediano (de tamaño) 30 mil guaraníes o de lo contrario, solamente 20 mil guaraníes. Conste, que en casi todas las ocasiones debe recorrer hasta 100 y más kilómetros para realizar su cobertura y generar la información.
¿Uds. creen que muchos de ellos tienen viáticos o se le reembolsa sus gastos de pasaje, combustible, etc.? Ni en el año verde. Al contrario, se les llama desde Asunción y se les exige que vaya a unos 100 o 200 km. para realizar una cobertura riesgosa, en muchos casos. A veces no tienen ni para su pasaje y el que le pide ni idea tiene de la distancia que debe recorrer desde donde tiene que partir hasta el lugar del evento. Y hasta se le establece horario para enviar su material.
Y para que sepan más. Los nombres de estos compañeros deben ser publicados porque de lo contrario no se le abona por el material enviado, porque el administrador necesita “pruebas” para emitir las órdenes de pago.
Otra cosa, que no se sabe y que alguna vez debemos de contar con todas las letras. Estos compañeros son obligados a trasladarse desde cientos de kilómetros para gestionar sus cobros. Si tienen suerte logran cobrar un millón de guaraníes. Muchas veces vuelven a sus casas con las manos vacías porque la empresa no les abona por cualquier cuento. ¿Quién le devuelve sus gastos?. Nadie. Se jodieron.
Hay más, en algunos casos se les llama para “sugerirle” un determinado sentido u otro a su material. En otros casos, se les “consulta” si estaría de acuerdo que se le quite o agregue algo como desea la empresa. Esto es porque el corresponsal firma su material. Si es así se carga él con la responsabilidad. Como consecuencia viene la represalia del sector/es afectado/s (son intimados notarialmente para que ratifique o rectifique). Algunos compañeros se plantan ante esta exigencia y solicitan se quite sus nombres del material periodístico. Entonces el material (el mismo) ya tiene un destino incierto.
Estos hechos reales suscitados en el interior del país y que marcan a cuerpo entero la verdadera hacha de muchos medios de comunicación, considerados de élite. Es solo la imagen que ve la ciudadanía, porque por detrás está la falta total de respeto hacia los humildes trabajadores, tan igual o más derechos que los demás beneficiados con el cumplimiento de las leyes laborales.
No existe otra alternativa más que ir acumulando datos, hechos y pruebas para que, llegado el momento, el gremio que nuclea a los periodistas y comunicadores sociales pueda presentar denuncia formal ante los organismos del estado. A este efecto, los actuales directivos han comenzado a recoger las denuncias.
Sepan también que muchos de nosotros figuramos en la “lista negra” para no ser recibidos en los grandes medios periodísticos, precisamente, por este tipo de actividad que busca la reivindicación laboral de los compañeros. Si esto es el precio que debemos pagar, lo hemos pagado y lo seguiremos pagando, porque nuestra convicción es mucho más grande que una represalia similar.

(*) Secretario General del SPP

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