sábado, 3 de abril de 2010

Congreso no otorgó G. 100 mil millones para la reforma agraria tras “bombardeo” contra Indert


Por Dionisio Arce Jara (*)
Tras la decisión de la Cámara de Senadores de despojar de 100 mil millones de guaraníes para la compra directa de tierras y expropiaciones, de un crédito otorgado por el Banco Mundial al Paraguay, el presidente del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert), abogado Alberto Alderete (foto), había emitido un comunicado que no tuvo, como es de esperar, repercusión en los grandes medios de comunicación enemigos de la reforma agraria.
La decisión de la Cámara de Senadores tiene la lamentable consecuencia de privar a miles de familias campesinas del acceso a los alimentos, al trabajo, al desarrollo de su cultura y a una vida digna. El Indert y el gobierno están siendo bombardeados por una campaña que pretende poner en tela de juicio la legalidad y transparencia de sus actuaciones. La agricultura familiar campesina, con su innegable y vigorosa gravitación como singularidad sociocultural, deberá superar la difícil prueba de la supervivencia”, señala el comunicado emitido el 24 de octubre de 2009.
El presidente del Indert manifestó que la “mezquindad y los intereses políticos adversos al anhelado cambio que reclaman el campesinado y la ciudadanía, apuntan a convertir en escombros y dejar en ruinas al Indert y a la reforma agraria”.

A continuación trascribimos el comunicado del Intert:

La decisión de la Cámara de Senadores tiene la lamentable consecuencia de privar a miles de familias campesinas del acceso a los alimentos, al trabajo, al desarrollo de su cultura y a una vida digna, pues, bien sabemos, que dichas familias solo pueden acceder a tales derechos humanos a través de la agricultura, teniendo en cuenta que las ciudades y pueblos no las pueden absorber ni darles trabajo por el alto nivel de desempleo que también padecen.
No hay nada que justifique la decisión de los senadores. Todos los argumentos esgrimidos por los que votaron la resolución no tienen un fundamento racional, ya que esos recursos no estaban atados a la compra de las tierras de Paso Kurusu. El dinero podía utilizarse para comprar tierras o pagar expropiaciones en cualquier departamento del país que, mediante una asistencia integral a través de la CEPRA a miles de familias, iba a posibilitar el acceso al desarrollo económico, social, cultural y político, creando comunidades desarrolladas.

Fantasmas instalados en algunos medios

El Indert y el gobierno están siendo bombardeados por una campaña que pretende poner en tela de juicio la legalidad y transparencia de sus actuaciones, pero son más preocupantes aún ciertos fantasmas instalados en algunos medios, que hacen gala de impune abuso y manoseo en perjuicio de personas e instituciones, sin el mínimo derecho al cotejo de fuentes. Por citar solo dos anécdotas últimas, mintieron abiertamente acerca de que el Indert omitió el cumplimiento de la Ley de Contrataciones (cuando el procedimiento de adquisición ni siquiera había tenido inicio) y que el tasador del MOPC sigue figurando en plantilla del Indert (cuando el mismo es jubilado del ente agrario desde 1999 y acaba de cobrar un saldo por un trabajo puntual que se le adeudaba desde 2007). ¿Tenemos garantías de equidad cuando todo vale? (1).
Determinados sectores no quieren que el Indert expropie tierras, pero tampoco desean, ni siquiera, que se recuperen tierras fiscales o lotes adjudicados en situación irregular. Entonces ¿cuál es el destino que quieren darle a los miles de pequeños agricultores que necesitan de la tierra y de una agricultura rentable y sostenible, en forma vital para tener acceso a los alimentos, a la vivienda, al agua y al trabajo; en resumen, a la vida misma?.
La agricultura familiar campesina, con su innegable y vigorosa gravitación como singularidad sociocultural, deberá superar la difícil prueba de la supervivencia, testimoniando que es una alternativa absolutamente válida e inexcusable para el desarrollo, en un país con vocación agraria, con más del 40% de su población asentada en el medio rural, resistiendo a presiones internas y externas de desarraigo.

Inversión social de los Mennonitas

La reforma agraria basada en la agricultura familiar campesina y comunitaria es necesaria para los propios beneficiarios y es vital para todo el país, pues los pequeños agricultores son los que producen los alimentos que consumimos a diario.
Si la gran inversión social realizada por colonias mennonitas ha frenado fehacientemente la inseguridad en torno a sus tierras, lo mismo espera lograr el gobierno a través de la CEPRA, invirtiendo en los asentamientos miserables para que las familias asentadas tengan alguna vez la oportunidad de ver a sus hijos educarse, con salud y oportunidades, como tienen nuestros hijos en las ciudades.
El Indert integra el gran proyecto social del gobierno que busca sacar de la miseria y de la pobreza a cientos de miles de compatriotas y, aún golpeado y arrinconado, seguirá luchando por una reforma agraria integral. A pesar de todo.
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(*) Periodista del diario ABC Color y secretario de Interior del SPP

(1) El abogado Alberto Alderete se refiere al diario ABC Color

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