miércoles, 15 de diciembre de 2010

El mal negocio de subsidiar el gasoil

Jorge Villalba Digalo (*)

Petropar mantiene una política ajustes con retraso del precio del gasoil desde hace muchos años. El gobierno de Lugo no ha cambiado en ese sentido. Nadie sabe con qué objetivo el Estado se empecina en man- tener un mal negocio como el de vender gasoil a pérdidas. 
En números gruesos, alrededor del 30% del consumo del gasoil es del sector agrope- cuario (sojeros), el 50 % de automóviles y camionetas de clase media y alta y sola- mente el 20% de la industria y el trans- porte.
Un verdadero despropósito. 
El 30% de la deuda actual de Petropar de algo más de 400 millones de dólares, unos 120 millones de dólares, fueron a parar funda- mentalmente a los empresarios de la soja. El sector más rentable, que menos contribuye al fisco y que más evade. 
Esto último irrita a algunos así que hagamos números. El PIB del Paraguay ronda los 15.000 millones de dólares. El sector agropecuario participa en el 27% aproximadamente. Es decir en 4.050 millones de dólares. Si consideramos una utilidad del 30% de la facturación, la utilidad del sector es de nada menos que de 1.215 millones de dólares. 
Si a esta utilidad le aplicamos la tasa del 10% del Imagro, tenemos que deberían tributar 121,5 millones de dólares anuales, pero solamente tributan 3 o 4 millones de dólares anuales!!!. 
REPENSAR 
Es hora de repensar el subisidio al gasoil. Nunca nadie del gobierno fue más allá de decir que es una forma de apoyo al sector agrícola. No estamos viendo más lejos de nuestras narices. No somos capaces tan siquiera de preguntarnos ¿Qué sector agrícola?, en realidad del grueso del subsidio va a los sojeros, uno de los sectores más rentables de la economía. 
El precio de la soja que hasta hace pocos años estaba en 220 dólares la tonelada está alrededor de 380 dólares la tonelada, los sojeros además aumentaron su rendimiento con la siembra directa y el uso del glifosato disminuyó sus costos enormemente al igual que la aparición de los puertos privados que hoy posibilitan que el 98% de la soja salga vía fluvial. 
La soja es tan rentable que basta mirar como se ha expandido. Hoy en la región oriental tenemos más soja que bosques. La soja está ocupando alrededor de 2.700.000 hectáreas, mientras que solamente nos quedan 1.300.000 hectáreas de bosques. 
¿Quién puede sostener que el subsidio al gasoil para la soja es razonable?. Absolutamente nadie. Ni siquiera los sojeros. 
Es hora de eliminar el subsidio del precio del gasoil, con excepción del vendido al transporte colectivo, ya que el precio del pasaje afecta a los sectores más pobres y además puede ser perfectamente cuantificado para evitar el desvío. Este subsidio en realidad es el único que se justifica. 
PREGUNTAS. 
Tenemos que discutir las cuestiones de fondo relacionadas al subsidio. Qué o quienes serán beneficiados, por cuanto tiempo, quienes cargarán con los costos, y por sobretodo cual es el OBJETIVO del subsidio. Esas son las preguntas que tenemos que responder. 
Creo que los subsidios deben ser de los sectores más pudientes a los menos pudientes y además deben ser prioritariamente LIBERADORES, es decir, que permitan a los más pobres poder entrar al mercado a competir en el mediano plazo. En ese sentido, urge una reforma educativa para el trabajo. Es hora de enseñar de dotar a la gente de campo de las capacidades y conocimientos para aumentar la productividad de sus explotaciones agropecuarias. 
El dinero despilfarrado en gasoil más barato para los sojeros y la clase media y los ricos, bien puede destinarse a la reforma educativa, así como al subsidio directo de los sectores más pobres en donde el hambre no puede esperar. 
El gobierno viene realizando transferencias monetarias condicionadas a más de 100.000 familias y esta es una necesidad urgente, lo que no quiere decir que esté bien. La medida no es buena porque es incompleta. No solamente hay que regalar el pescado a los que viven en la miseria, sino que hay que enseñarles a pescar. Y eso no se está haciendo. De eso se trata la reforma educativa que necesitamos, de enseñar a pescar. Necesitamos que todas las escuelas y colegios del campo sean agropecuarios. Que pongan énfasis en las herramientas que les facilitará producir más, mejor y a menores costos. 
En el caso de de los campesinos, lamentablemente, seguimos con el esquema de subsidios que crean DEPENDENCIA, que hace que los campesinos esperen el regalo del Estado, como conviene a la clase política, ya que en el fondo lo que hacen es comprar las lealtades de estas personas que pasan a depender del subsidio. Las transferencia monetarias condicionadas no pasan de ser una mera práctica prebendaría si no se completan con un subsidio LIBERADOR. 
Una de las cuestiones pendientes más importante y urgente de este gobierno, es sin dudas, repensar la política de subsidio al gasoil, que así como hoy está solamente sirve para beneficiar a los sectores más pudientes. 

(*) Licenciendo en Ciencias Contables y ex Jefe de Economia de Ultima Hora. 







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